Caracas. Con una producción anual de 65 mil toneladas de camarón, Venezuela se posiciona como el décimo exportador mundial de este producto, consolidando su presencia en el mercado internacional y generando miles de empleos directos. La acuicultura, especialmente concentrada en las costas de Zulia y Falcón, se ha convertido en un pilar estratégico para la economía y el desarrollo rural.
¿Cómo impacta la industria camaronera en la economía nacional?
Según Eduardo Castillo, presidente de la Sociedad Venezolana de Acuicultura (SVA), el 60% de la producción nacional se destina a Europa, con países como Holanda, España, Francia e Inglaterra como principales compradores. Mientras tanto, 5 mil toneladas quedan para el consumo interno, asegurando que el mercado local también se beneficie de esta pujante industria.
La camaronicultura no solo fortalece las exportaciones venezolanas, sino que también genera entre 14 mil y 17 mil empleos directos, impactando positivamente en zonas rurales donde las oportunidades laborales suelen ser más limitadas. “Este sector está impulsando el crecimiento económico de muchas comunidades, brindando estabilidad y desarrollo sostenible”, destacó Castillo.
Un desafío y una oportunidad: El futuro de la producción
La industria camaronera enfrenta retos como la adaptación a estándares internacionales y la mejora en tecnologías de cultivo. Sin embargo, Venezuela tiene la ventaja de contar con vastos recursos naturales y una fuerza laboral capacitada que permite mantener el ritmo de producción y competitividad global.
Mientras tanto, los productores siguen explorando nuevas oportunidades de expansión, con miras a consolidar su presencia en otros mercados asiáticos y latinoamericanos. ¿Será posible escalar aún más en la lista de exportadores mundiales? La estrategia y las condiciones del mercado definirán la respuesta.
Más que un producto, un motor económico
Más allá de su impacto comercial, la producción de camarón en Venezuela representa una fuente de progreso para miles de familias, ofreciendo empleos, fortaleciendo economías locales y promoviendo un desarrollo sostenible. Con su crecimiento continuo y una demanda estable, la industria se perfila como uno de los sectores clave para la diversificación económica del país.
Frente a este panorama, la camaronicultura venezolana sigue demostrando que, con esfuerzo y planificación, puede convertirse en un referente aún más fuerte en el comercio global. Y con cada tonelada exportada, Venezuela reafirma su potencial para seguir escalando posiciones en el competitivo mercado de productos del mar.
Fuente: YVKE Mundial Margarita
Redacción: Fuierza Guaiquerí