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| Texas, La Unión de los Confederados / Foto: Cortesía |
La Constitución de Texas establece que «la perpetuidad de la Unión depende de la preservación del derecho de autogobierno local», y Texas es un estado orgulloso de su autonomía.
Por: Manuel Gómez | @MG73041501
Representantes legislativos del Partido Republicano por el estado de Texas han declarado que: «Instamos a la Legislatura de Texas a aprobar en su próxima sesión un proyecto de ley que exija un referéndum en las elecciones generales de 2023, para que el pueblo de Texas determine si el estado debe proclamar su estatus como nación independiente».
Asimismo enfatizan que el Ejecutivo Federal “ha violado” el derecho estatal de autogobierno, al tiempo que llaman a rechazar cualquier marco legal que vaya en contra de los derechos del estado que le permite a Texas reservarse el derecho a separarse del resto del país.
La Constitución de Texas establece que «la perpetuidad de la Unión depende de la preservación del derecho de autogobierno local», y Texas es un estado orgulloso de su autonomía.
Es de suponer que el Gobierno radicado en Washington DC, como la capital federal de los Estados Unidos de América (EUA), buscará preservar la integridad de la Unión.
Texas fue un país soberano, la «República de Texas, desde el 2 de marzo de 1836 hasta el 19 de febrero de 1846». La República de Texas declaró su independencia de México luego de la Revolución de Texas en 1836, en parte debido a la fuerte presencia colonizadora de origen anglosajón en la zona. También, la cercanía geográfica de Texas con las trece colonias independientes norteamericanas y la exención aduanal permitieron el flujo de mercancías, hombres e ideas. Texas bien podía verse como la bisagra entre el mundo anglosajón y la naciente nación mexicana. Lo anterior implicó la instauración de una cultura e ideología distintas a la reinante en el resto del país (México); dicha cultura fue de más corte protestante que católico en lo moral; y en lo económico se encontraba mucho más cercano a un incipiente capitalismo, aún con todas sus precariedades y contradicciones internas, que el que podía plantearse en el resto del territorio mexicano.
Así que el pujante desarrollo económico, político y social de los EUA comenzó a generar las fuertes corrientes, tanto en Texas como en los Estados Unidos, que abogaron por la anexión de Texas a la Unión que constituía los EUA.
Pero esa unión a los EUA estuvo sujeta a varias concesiones al nuevo Estado de Texas, como el respeto a la Constitución y ordenanzas de su vida como República independiente que soportan su insoslayable «derecho de autogobernarse», y por ello, a pesar de cientos de enmiendas constitucionales que han sido adoptadas por los votantes de Texas, no abandonan la iniciativa de proclamar su estatus como nación independiente cuando consideran que su derecho Constitucional al autogobierno es vulnerado por el Gobierno Federal.
Texas fue anexado por los EUA el 29 de diciembre de 1845, y fue admitido en la Unión como el estado número 28 ese día. La transferencia de poder de la República al «Nuevo Estado de Texas» tuvo lugar formalmente el 19 de febrero de 1846.
En 1861 el Estado de Texas acuerda separarse de la Federación de estados que conformaban los EUA (la Unión) para formar parte de los Estados Confederados de América, que de hecho existió como país independiente formado por algunos estados del sur de los EUA, entre 1861 y 1865, en el marco de la Guerra de Secesión o guerra civil estadounidense. Texas volvió a incorporarse a la Unión en 1870.
Sobre el tema es interesante el caso «Texas Vs. White» pues profundiza en la teoría general del Estado; definición y aspectos jurídicos ante una secesión con respecto a la Unión (de los EUA). Aunque en 1869 la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó que los estados no pueden abandonar de forma unilateral la Unión, existe la base de las concesiones al «Nuevo Estado de Texas» para respetar su «derecho de autogobierno local» (Constitución y ordenanzas) por parte del Gobierno Federal. No todos los estados tienen esta opción constitucionalmente. Y tampoco establecen que «la perpetuidad de la Unión depende de la preservación del derecho de autogobierno local»
En teoría, existen elementos históricos y jurídicos que pueden dar base para que Texas proclame su estatus como nación independiente de los EUA. La secesión de la Unión es latente, así como en Cataluña y en otras partes del mundo que buscan su independencia.
En la practica (y en la realpolitik) es algo muchísimo más complejo, el Gobierno Federal recurriría al uso de la fuerza para someter a los secesionistas del Estado de Texas y posibles colaboradores de otros estados. Esto pudiera alcanzar un clima de guerra civil, que ha permanecido latente en suelo estadounidense desde hace mucho tiempo.
